Tenía ganas de ascender este monte, ya que su silueta impone un poco de respeto. Si a esto le añadimos la nieve mejor que mejor.
Como el día no podía ser perfecto y como nos suponíamos, la niebla comenzó hacer acto de presencia por la cima.
Tras sortear bastantes zonas de barro, comenzamos a pisar nieve.
Tras dos horas nos encontramos en la cima.
Descendemos por el mismo camino ya que rodear para descender por el otro lado lo vemos un poco complicado.
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